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Se cuenta que Charles Chaplin, de paseo por Europa, se topó con un concurso de imitadores de, precisamente, Chaplin. Medio en broma, medio en serio, decidió participar: quedó en el octavo puesto. Esta anécdota bien pude reflejar el espíritu de El paraíso opuesto, de Antal Szerb.
La novela gira en torno a la figura de Oliver VII, benigno aunque displicente rey de Alturia, país ficcional que simplemente se caracteriza como “sureño” y que debe ser reflejo de la Hungría natal de Szerb. Oliver se enfrenta a una revuelta y se escabulle a Venecia de incógnito. Este es el punto de partida para una serie de eventos estrafalarios e hilarantes. Porque si una cosa se puede decir de El paraíso opuesto (y se pueden decir muchas cosas) es que es un libro que puede hacer reír a carcajadas; esta virtud difícil de hallar debería ser valorada en extremo; también es interesante que la obra, escrita en 1942, podría haberse escrito ayer. No envejeció un ápice.
La identidad es uno de los temas principales y recurrentes de la historia; también la naturaleza de la verdad. Nadie es quien parece ser, pero a veces la verdadera identidad se encuentra por medio de una identidad falsa. Por eso la obra es tan teatral, con personajes que entran y salen de escena con diferentes máscaras y que configuran una mezcla exquisita.
Un sentido de lo absurdo permea toda la narración, y la mirada de Szerb acerca de los asuntos humanos y estatales parece casi latinoamericana por lo cínica; la diferencia con nuestro continente está dada por un indefectible buen humor. Por ejemplo, cuando en un pasaje una princesa deja en claro su intención de consumar el acto amoroso con Oliver, él le contesta: “Pero, Ortrud, ¿cómo se te ocurre?… esas cosas no son posibles para un rey y una princesa. Claro que si yo fuera sólo el presidente de la república y tú fueras… no sé… una pastora…”. Hay, eso sí, un dejo de nostalgia en cierta frase repetida: “antes de la guerra”. Szerb maneja con desenvoltura una prosa despojada que se deja leer con inusual facilidad, y su énfasis en los diálogos es otro punto en común con el teatro.
Esta novelita es un verdadero bálsamo no sólo dentro de la literatura de hoy día, sino en el mundo en que vivimos, obra de una de esas almas que siempre nos podrá sacar una sonrisa. Antal Szerb fue un escritor húngaro que vivió en la primera mitad del siglo XX. Nacido en una familia de judíos asimilados, sufrió el destino de tantos otros judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial y murió en un campo de concentración en 1945. Es notable y aleccionadora la entereza que muestra en su obra a pesar de las circunstancias que le tocaron. No sólo fue escritor de ficción, también fue un erudito literario, y uno de sus grandes aportes es una Historia de la literatura mundial.
Antal Szerb, El paraíso opuesto, traducción de Laura Wittner, La Bestia Equilátera, 2016, 208 págs.
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