Otra Parte es un buscador de sorpresas de la cultura
más fiable que Google, Instagram, Youtube, Twitter o Spotify.
Lleva veinte años haciendo crítica, no quiere venderte nada y es gratis.
Apoyanos.
El 10 de octubre de 2019 la Academia Sueca otorgó el Premio Nobel de Literatura a la escritora polaca Olga Tokarczuk por su “imaginación narrativa que, con pasión enciclopédica, representa el cruce de fronteras como una forma de vida”. Este cruce de fronteras caracteriza las obras que los lectores en el mundo hispano conocíamos antes y descubrimos después de que este premio fuera otorgado. En Sobre los huesos de los muertos (2016), una mujer que vive en los márgenes de un pueblo polaco, cerca del límite con República Checa, persigue las huellas de animales intuyendo su participación en diversos asesinatos que asolan a los habitantes. También en Los errantes (2019) las figuras del viaje, la transición y el desplazamiento son centrales en la existencia humana.
Llega ahora, por primera vez en español, Los libros de Jacob, obra publicada originalmente en 2014 que consagraría a Tokarczuk dentro y fuera de su país. A lo largo de sus 1064 páginas, la novela sigue a la figura de Jacob Frank, un judío polaco que en la segunda mitad del siglo XVIII recorrió las tierras desde Turquía hasta Alemania como un Mesías autoproclamado, siguiendo los pasos de Shabtai Tzvi. Sin embargo, la figura de Jacob es apenas el punto de partida para narrar una historia aún más amplia, marcada por un tono de ternura e ironía: la historia de la errancia del pueblo judío polaco, de las complicadas relaciones entre el cristianismo y el judaísmo en la Europa moderna y de la enciclopedia como forma de conocimiento total.
El prólogo de la novela abre con Yenta, una mujer anciana, que al tragar un amuleto que contiene un trocito de papel queda suspendida entre la vida y la muerte, y es la mente a través de la cual veremos todo lo que les sucede a Jacob y sus allegados. Esta obsesión por verlo todo aparece también en personajes como el cura Benedykt Chmielowski, autor de la Nueva Atenas, primera enciclopedia polaca, e incluso en el mismo Jacob, que termina convirtiéndose al islam y luego al cristianismo, porque cree profundamente en la totalidad de la experiencia teológica. Al seguir estas andanzas, en el caminar y en la escritura, la novela traza un mapa que, a fin de cuentas, consiste en ubicar a su tierra, Polonia, como “el lugar más insólito en la tierra”.
En el discurso que Tokarczuk dio en la Academia Sueca en 2019, afirma que el mundo es un tejido hecho de palabras. Así, los libros son las costuras, los que confeccionan, trenzan y enlazan el corazón, el sol y la palabra. Los libros de Jacob es en efecto un libro total, con dimensiones cercanas a las del universo, que aboga por una forma de escritura que excede el umbral de la muerte, del país y del individuo. Y esta totalidad, lejos de una homogeneización abarcante, despliega una forma de respeto hacia lo real que sólo la literatura tiene el poder de lograr. “Verlo todo”, dijo Tokarczuk en la Academia, “significa también un tipo completamente distinto de responsabilidad ante el mundo, porque se hace evidente que cada gesto ‘aquí’ está conectado con un gesto ‘allí’”.
Olga Tokarczuk, Los libros de Jacob, traducción de Agata Orzeszek y Ernesto Rubio, Anagrama, 2023, 1072 págs.
Todos hablan de Jacob. Todos creen saber quién es, qué lo hace más o menos atractivo, cuál será su futuro. Todos y muy especialmente todas. La habitación...
A dos meses de la muerte de su esposo, la narradora de Arboleda decide emprender en soledad el viaje a Italia que habían planeado juntos. A partir...
Lejos de ser una novedad en el escaparate literario, el fluir de la escritura ha sido explotado durante años desde múltiples aristas, sobre todo como técnica. Las...
Send this to friend