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Zambayonny, con un arma entre los dientes

MÁQUINABLANDA

 

Zambayonny es el nombre conocido de un casi desconocido cantautor argentino. Zambayonny no ha sido editado por ningún sello; sus canciones circulan desde hace dos años de mano en mano. Su obra consta de cinco discos, cada uno con veinte temas: Pensando en voz alta, La pistola de carne, Salita verde (canciones para niños), La pendeja puta que todos llevamos dentro y Milanesa de pija.

 

I.  No me hablés de amor / mientras me chupás la pija / porque no se te entiende nada

Su madre recibió con las piernas abiertas a todos los cantantes que pudo. Ellos cantaban y el feto escuchaba. Por eso no es posible reconocer a un solo papá de Zambayonny; de todos hay un poco de sustancia. De Zitarrosa le quedó una gravedad en la manera de cantar, una idea peculiar del comunismo y el ánimo sentencioso. De Jaime Roos, algo del ritmo y estribillos pegadizos. De Favio, la melancolía y el cariño por lo cursi. De Serrat, la costumbre de mirar cosas chicas. De Sabina, la versificación afectada y efectiva y el gusto por las enumeraciones. De Silvio Rodríguez, los adjetivos. De Georges Brassens, el acercamiento a la canción como poema. De Jorge Schussheim, cierta argentinidad oblicua. De Leo Masliah, un humor prepotente. De Rodolfo Zapata, la verdad sobre la vida.

La mala leche es de Zambayonny.

Yo soy la sombra negra del hit / Y tengo el culo roto del glam / Me cojo un heavy sin presumir / y las tangueras trolas me van

 A pesar de las notorias influencias, el arte de Zambayonny no está afincado en ningún lugar, es verdaderamente excéntrico. Si la categoría “marginal” siempre es infeliz e incierta, más desgraciado sería adjudicársela a Zamba. Más bien, su trabajo consiste en la apropiación y –a veces– la degradación de fórmulas de la música popular. El eclecticismo hecho como el culo.

 

II. Me cago en los que nunca entienden nada / pero vienen a afinarme la guitarra

Como Dylan, Zambayonny no hace música: fabrica canciones. La música está reducida al mínimo necesario para que eso que hace cada vez sea una canción. Y aunque siempre está presente la cuestión de la lírica, tampoco se trata de poemas que soporten la falta de música.

Todos sus discos están grabados en una computadora de morondanga, con una guitarra española y un microfonito de lata. La voz está sometida a un efecto nada especial que la engrosa, la baja y la ensucia. Es una voz que no viene de un estudio, ni de un escenario ni de un disco. Viene de ninguna parte.

Puedo aburrirte igual que una murga, / puedo vestirme a lo alternativo / Tengo la falsa humildad de la cumbia / porque culeo con el Dios del estribo

Nuestro artista compuso más de cien canciones al hilo, demasiadas para dos años. Es que Zamba tiene mucho que decir. Por eso sus magníficos estribillos tienden a variar: en cada repetición algún verso cambia, molestando al cantante acostumbrado y cretino que todos llevamos dentro.

 

III. No me mientas no me mientas / porque yo, mi amor / probé la verga / No me mientas no me mientas / que alguna vez fui pobre y comí mierda

Ya desde el vientre el pequeño Zamba la mamaba, mientras su madre era empernada sucesivamente por los bien dotados del cancionero latino. De esa temprana experiencia quedó en la obra de nuestro artista una extraña concepción del ser puto nacional. Una de dos, o las dos: Zambayonny es un macho bastante gay, o es un gay bastante macho. Casi siempre en sus canciones se inclina sobre las mujeres con una verga nada metafórica, pero su canto también se abre al deseo de lo masculino cuando hay amigos al alcance de la mano.

Hay locos caminando por la calle / con técnicas para que te desmayes, / andá a saber si no te están buscando / porque el día de la verga está llegando

Pijas, pedazos, garchas, sables, chotas y porongas emergen de un machismo exacerbado que se ahoga a sí mismo y pide una verga como snorkel. A propósito: en las canciones de Zambayonny los diversos nombres del pene nunca se usan como sinónimos ni por urgencias de la rima; cada uno encaja en el lugar único que le calza. La cuidada relación entre cada uno de los nombres del órgano y el hueco que le deja la canción es uno de los rasgos poéticos distintivos de Zambayonny.

Cuando se dice “te queda bien” / es que aprueban algo que se quedó, / o sea algo que se detiene o que se para, o sea significa: / a vos te gusta mi choronga parada

Dado que la verga es su metro poético, Zambayonny la encuentra por todas partes: en eufemismos psicologistas, estribillos de cancha, conversaciones de amigos, canciones románticas, relatos obscenos, estampas de la educación sentimental o cualquier cosa que sobresalga en la superficie del habla de los niños que quedaron bien educados.

 

IV. Quién te dijo que si tengo la verga / como una cosa fea que me cuelga / no se puede chupar / no se puede chupar, mi amor / a chupar, mi amor

Algunas de sus canciones son de amor pero no lo parecen. Muchas parecen de amor y no lo son. La degradación es un motivo que se repite: cuerpos, amores, objetos y vidas se presentan tan deshechos que se diría que no pueden morir más, pero Zambayonny los espera para volver a machacarlos en la tercera estrofa. Y a veces también en la última.

El argumento lo discuto con la verga, / andá a saber si tu conchita me entretenga

Para este artista que moraliza, explica y (sí, también) protesta, hay sin embargo una acechanza constante, un doblez cierto e indecible de las cosas, cuya presencia relativiza su propio discurso y el ajeno. Como si se pudiera parodiar sin recurrir a modelos.

 

V. Voluntarioso sin talento y convencido, / coge reinas chupa pija y linda letra, / desdichado con salud y buenos vinos, / gordo puto premio Nobel y con tetas

En su voluntad de hacernos creer que existe lo obsceno, el recurso más inmediatamente notable de las canciones de Zambayonny es la abundancia de “malas palabras”. A la segunda pasada del disco, más allá y más acá de las malas palabras lo que queda en el aire es incomodidad, un asco persistente. Lo obsceno es ahora la exhibición de miserias, desvestidas de los estereotipos que las hacen más amables y compasivamente vueltas a vestir.

No me pidas el sol mi amor / porque quema, quema como loco / No me pidas el sol mi amor, / la poronga es el helado de los crotos

La escatología de Zambayonny no termina de ser metáfora ni mera provocación; antes bien es la clave de una poética. La “mala palabra” es la última palabra posible: “no me importa, no me importa, / no me importa porque tengo poronga”, dice Zamba en una de sus canciones programáticas.

 

VI. Luna, satélite conchudo de la tierra / yo no sé para qué mierda tanta vuelta, / sos la puta blanca de la noche negra / sos el blanco de las pajas / que se clava el corazón en desventaja, / sos la eterna compañera / que ilumina y no visita mi catrera

 

 N.B.: hay en la web una página dedicada a Zambayonny (http://aldasoft.losparciales.com/zambayonny/), además del blog del cantautor: http://zambayonny.blogspot.com

 

 

1 Sep, 2006
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