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Como pintura rupestre

MÚSICA

 

Luis Naón, Lascaux Experiencia. Concierto-instalación, Buenos Aires, Centro de Experimentación del Teatro Colón, setiembre de 2011.

 

“¿Quién soy?” fue el título que eligió Luis Naón para su texto incluido en la compilación Nuevas poéticas en la música contemporánea argentina. Escritos de compositores, publicada en 2007.

Naón nació en La Plata en 1960 y se exilió en París después del golpe de Estado de 1976. Allí se encuentra ahora, inserto en el ámbito musical francés, desempeñándose como compositor y profesor de música electroacústica en el mítico Conservatorio Nacional de Francia, por el que pasaron Berlioz, Debussy, Boulez y su maestro, Gérard Grisey. Pero aunque ya ha vivido más tiempo en Francia que donde nació, se sigue considerando parte de una “música contemporánea argentina”.

Naón no es un caso aislado. La convocatoria para Nuevas poéticas…, a cargo del musicólogo Pablo Fessel, dirigida a compositores argentinos nacidos, más o menos, en la década del sesenta, arrojó el dato de una “generación diaspórica”: la mitad de los veinte participantes están viviendo en el exterior. (En el caso de Naón, el exilio es parte del trauma colectivo de la última dictadura: su único hermano fue asesinado por la Triple A. “Dejé de ser adolescente a los catorce años”, ha dicho, “por lo cual, seguiré siendo adolescente el resto de mi vida”). Se trata de una generación que, más allá de la distancia, suele ocuparse de que su música circule también por su país natal.

La última ocasión de hacerlo para Luis Naón fue el pasado setiembre en el Centro de Experimentación del Teatro Colón, donde presentó dos obras: el monodrama Sainte Nitouche y Lascaux Experiencia. Esta última permite observar cómo la pregunta por la identidad de un compositor argentino radicado en París se trasunta en creación artística. A quien le preste la atención debida, Lascaux Experiencia le permitirá develar una red intrincada de sentidos, a la vez subjetiva y personal, pero también social y argentina.

Del mismo modo que en la célebre caverna francesa se han preservado pinturas rupestres, Lascaux Experiencia alberga las diferentes capas identitarias que constituyen a Naón como creador. Como en Lascaux, no todas las experiencias son apreciables o atribuibles claramente, sino que se entremezclan con las que provienen de otras manos, otros trazos puestos en diálogo y tensión.

Se trata de una obra multimedia en la que colaboran tres actores principales: Naón y dos amigos y compatriotas del exilio: el artista visual Abel Robino y el videasta Diego Pittaluga.

El carácter colectivo de Lascaux Experiencia es acompañado por su aspiración a no cerrarse como “obra”. Nació como instalación hace diez años, y sus materiales y su disposición en el espacio y en el tiempo fueron mutando en diferentes presentaciones hasta llegar a la versión para el CETC, que denominaron “concierto-instalación”.

Aprovechando la particularidad arquitectónica del CETC, Lascaux Experiencia se despliega en todos los espacios disponibles. Abel Robino aporta una serie de cuadros, telas, collages y entramados, cuya materialidad parece ser la única referencia a las paredes interiores de la caverna francesa. En su caso, las imágenes, transformadas en transparencias, salen de la pared para disolver la idea del adentro y el afuera. Pittaluga, a su vez, amplía el soporte a una serie de pantallas de dos caras. A partir de la idea del adentro y el afuera, tiempo atrás, sacó su cámara a la calle para encontrar una suerte de nueva Lascaux en los grafitis de las calles parisinas.

En la performance, la cámara alterna el recorrido urbano con el recorrido interior por las pinturas de Robina, que están presentadas en el espacio del CETC, también ocupado por la música de Naón. Y esa música, que nació fija como cinta electroacústica, se transforma en performática mediante la suma de instrumentistas en vivo que se alternan con las grabaciones electrónicas originales.

Al ingresar al espacio del CETC a oscuras, una linterna de minero y la invitación a la recorrida marcan el primer momento de la experiencia. En un segundo momento, sin embargo, las sillas terminan convocando a una situación de concierto. El espacio de circulación deviene nuevamente marco de escucha pasiva. Y la pasividad se transmite a los propios músicos, que están en actitud estática hasta que sobre el final el clarinetista se lanza a un dúo con la electrónica detrás de una pantalla de video. Su sombra se suma a los frescos de la caverna, en lo que se vislumbra como el próximo paso de Lascaux Experiencia: la circulación no sólo del público, sino también de los intérpretes.

Es que, como señala Naón, “el proceso de trabajo en torno a Lascaux nos deja entrever un terreno más vasto que la obra misma. Esta se cristaliza bajo esta forma particular, pero cobrará otras. Es hacia esa Experiencia Lascaux que tiende hoy nuestra iniciativa”. Capa sobre capa, Lascaux aspira a trascender la idea de “obra”, para reemplazarla no tanto por la de work in progress bouleziana (que, a fin de cuentas, no dejaría de seguir aspirando a su culminación en algún punto futuro), como por la de un espacio (la caverna, la pared del grafitero) que acumula nuevas pinceladas sobre su superficie y las pone en relación con su propia historia. Si bien la obra es multimedial, no aspira a una idea de organicidad o unidad. En todo caso, la metáfora de la caverna, del interior/ exterior, promueve el trabajo en paralelo de los tres artistas. Por eso “no hay ilustración ni pleonasmos”, como tampoco hay diégesis.

El Ensemble Laborintus, de Francia, es la última capa de la experiencia. Forma parte de un ecosistema musical de altísimo rendimiento técnico y artístico, en el que Naón encuentra aliados para dar vida al original electroacústico y corporizar los sonidos en la instalación.

¿Cómo suena esta música? Conocer la biografía de Naón, sin duda, ayuda a comprenderla mejor, no porque en la obra haya “biografía”, sino porque permite apreciar la encrucijada artística del autor. El inicio de la formación musical de Naón está asociado a la vida cultural de su La Plata natal en los sesenta: el viejo Teatro Argentino, la práctica coral, pero también la explosión del rock, configuraciones culturales de una época que se proyectan hasta el calificativo del título de esta obra. Y es que “experiencia”, como se ocupa de aclarar el propio compositor, remite a las experiences de Jimi Hendrix.

Naón llegó a la París de los jóvenes y revoltosos espectralistas. Por entonces, Gérard Grisey y Tristan Murail recuperaban para la tradición francesa la materialidad del sonido. No casualmente dice Naón: “Para mí siempre significó un nexo indispensable con el pensamiento y la práctica de la música electroacústica, a la cual adherí con cuerpo y alma, sin reparos”. Más tarde un profesor francés le devolvió el tango o, mejor, le abrió “la herida del tango”, como él la define. El vehículo fue el bandoneón. En cuanto a la literatura, las inclinaciones de Naón incluyen al insoslayable Borges, pero también a escritores de su generación, en particular su amigo Charlie Feiling, de quien musicalizó varios poemas de Amor a Roma y con el cual quedó trunco un proyecto operístico.

De La Plata, ciudad masónica, tomó el gusto por los mensajes cifrados. Una vieja escuela que en música tuvo cultores desde la Edad Media hasta Alban Berg, pasando por Bach o Schumann, y mediante la cual Naón ha encontrado un modo de plasmar su propia cartografía.

Hay que aclarar que, lejos de ser una reunión de retazos, la identidad musical de Naón se asemeja a las pinturas paleolíticas de la caverna: una acumulación en el tiempo de capas de experiencias, aprendizajes, traumas, amistades, muertes dolorosas y exilio. Todo esto se escucha durante la hora aproximada en que se despliega Lascaux Experiencia. Una electroacústica refinada, de materialidad prístina y digital, muy propia de la tradición francesa, se alterna con una música instrumental de gestos rítmicos que se salen de lo “clásico” para reconocer el swing de lo popular.

No es difícil encontrar momentos en los que el tango asoma en un giro melódico, una construcción rítmica y hasta algún arrastre con roña. Pero en este caso, la apreciación depende tanto de los intérpretes como de la perspectiva del propio oyente. Lo “argentino” no está en primer plano, sino entrelazado con otras músicas y otras tradiciones. Salvo cuando se trata de obras de Naón explícitamente orientadas, como Diagonal, que incluyen el icónico bandoneón, la amalgama permite observar los componentes con sólo contar con una luz que enfoque adecuadamente. Naón es un rioplatense en París. Y aporta un nuevo episodio a la ya larga historia de “la París de los argentinos”: aquella que empezó con los aristócratas y los tangueros y siguió con los escritores, los dramaturgos, los cineastas, los exiliados y los residentes temporarios.

París ya no es el faro cultural de la Argentina cosmopolita del siglo pasado. De todos modos, en el caso de los compositores hay un cambio cualitativo. Si hace cien años viajaban para “empaparse” de la cultura musical francesa, con el afán de aplicarla en el contexto de una incipiente escuela nacional, ahora muchos se quedan. Pero están las particularidades. A diferencia de las propias de un escritor, las obras de un compositor necesitan la mediación de los instrumentistas. Por esta razón, la música de Naón es la suma particularísima de su historia argentina y su presente francés.

 

Escuchas y lecturas. Lascaux Experiencia. Compositor: Luis Naón. Artista plástico: Abel Robino. Video: Diego Pittaluga. Instrumentistas: Ensemble Laborintus. Minotauro: Juan Gustavo Mina. Todas las citas de Luis Naón provienen del capítulo “¿Quién soy?” incluido en el libro Nuevas poéticas en la música contemporánea argentina. Escritos de compositores (compilado por Pablo Fessel, Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 2007). La caracterización de “generación diaspórica” es del compositor Pablo Ortiz, quien también participa en el libro.

Martín Liut es compositor, artista sonoro y docente-investigador de la Universidad Nacional de Quilmes. Su última obra es Glosario de la pampa, multimedia para narrador del Martín Fierro ordenado alfabéticamente, arquetipos de milonga en piano y guitarra, electrónica y video de viaje por la ruta 3.

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